lunes, 18 de noviembre de 2013

ARTICULO 6. LAS RABIETAS



LAS RABIETAS


Millones de preescolares normales y amorosos arman rabietas como una forma de manifestar su frustración y rabia, o para decirle al mundo que ellos también pueden ejercer poder. Esas rabietas pueden evitarse o volverse menos frecuentes al no conceder audiencia al ejecutante, y al no ceder a sus demandas. Aunque usted quiera rendirse o arrastrase bajo la caja registradora más próxima cuando su hijo arma una rabieta en público, sea paciente hasta que termine no se preocupe por el “que dirán” espere que se calme sin ceder a sus peticiones, elógielo por calmarse pero haciendo énfasis en que su comportamiento no fue el mejor y que toda acción tiene una consecuencia, socializando en este mismo instante de forma calmada cual es la consecuencia (no hay helado, nos vamos para la casa, ya no vas a los juegos, ect)

Nota: Los gritos comunes y periódicos no son rabietas y deben ser manejados de forma distinta. Busque ayuda profesional si su hijo arma más de dos o tres rabietas por día.

Prevenga el problema: Prevenir el problema no se trata de cumplir los caprichos o evitarle incomodidades que resultan comunes a todos los seres humanos, sino por el contrario enseñarle a controlarse anticipándose con sabiduría y autoridad a las situaciones que usted sabe van desencadenar una rabieta… (Al final del artículo hay un ejemplo para esto). Recuerde que para los padres los niños son los reyes, los príncipes, pero para el resto del mundo son un ser humano más al que debemos enseñarle normas de conducta, adaptación y autocontrol.


Enseñe a su hijo a manejar la frustración y la ira

Muestre a su hijo cómo los adultos como usted encuentran otras formas para arreglárselas en vez de gritar o llorar. Por ejemplo, cuando se le queme la comida, en vez de arrojar la olla a la basura, diga: “Estoy enojada, mi amor, pero puedo manejarlo. Voy a buscar la forma de arreglar este desastre y cocinar otra cosas para la cena”. Sin tener en cuenta la situación, enseñe a su hijo a buscar soluciones al problema en lugar de enojarse al respecto.

Elogie la capacidad para sobrellevar los problemas

Pesque a su hijo portándose bien. Por ejemplo, elógielo por pedirle ayuda para armar juntos un complicado rompecabezas que lo frustraría si no logra completarlo. Diga:”Me encanta que me pidas ayuda en lugar de enojarte con el rompecabezas”. Ayudarle en forma calmada a su hijo a manejar la frustración y la ira le permite sentirse bien consigo mismo. Lo sorprenderá repitiendo técnicas de solución de problemas cuando sabe que será elogiado por eso. Manifiéstele que entiende su frustración, al decirle: “Sé cómo te sientes cuando las cosas se ponen difíciles, y estoy muy orgullosa de ti por ser capaz de resolver los problemas con calma”.


Resuelva el problema- Qué Hacer

Evite darle importancia a las rabietas de su hijo

No haga nada con, para o a su hijo mientras él esté en plena función. Enséñele que las rabietas no son un camino para llamar su atención o para que se cumplan sus exigencias. Claro ¿pero como no se tiene en cuenta un tornado cuando gira alrededor de una habitación? Aléjese de él mientras dure la rabieta, dele la espalda, enciérrelo en su habitación o enciérrese usted. Si se vuelve destructivo o genera peligro, tanto para él como para lo demás, enciérrelo en un lugar seguro. Ni siquiera le dirija la mirada durante este aislamiento. Aunque es difícil alejarse, ocúpese n otra habitación de la casa o en otra actividad si está en público.

Trate de permanecer firme

A pesar del poder de los gritos y el escándalo de su hijo, asegúrese de conservar el control al permanecer ceñido a la regla. Dígase que es importante para su hijo aprender que no puede tener todo lo que quiera. Su hijo está aprendiendo a ser realista, y usted está aprendiendo a ser consistente y a fijarle los límites para lo aceptable y lo inaceptable.

Permanezca tan calmado como pueda

Dígase:”esto no es gran cosa. Si puedo permanecer controlado, le enseñaré a mi hijo a controlarse. Él trata de enojarme pero no va a lograrlo”. Conservar la calma mientras no hace caso de su rabieta es el mejor modelo para él cuando está enojado, siempre teniendo en cuenta que usted es la autoridad y que debe tener el control de la situación sin cedesr a los caprichos del niño.

Elogie a su hijo

Cuando el juego de la rabieta queda reducido a cenizas, elogie inmediatamente a su hijo por recuperar el control, y emprendan unos juegos favoritos juntos o una actividad que no resulte frustrante para ninguno. Diga: “Me alegra que te sientas mejor. Te amo, pero no me gusta que grites”. Si este es el único comentario que usted profiere sobre las rabietas, esa reacción le ayudará a su hijo a entender que lo que usted no tuvo en cuenta fue la rabieta y no a él, tenga en cuenta que el elogio debe ser medido para que no confunda su mal comportamiento como si fuese algo que está bien. Siempre que haga un señalamiento o reforzamiento manténgase firme y haga una armonía de su tono de voz, sus gestos y sus acciones.



Lo que NO debe hacer

Razonar o explicar durante una rabieta

Tratar de razonar con su hijo DURANTE la rabieta es una pérdida de tiempo. A él no le interesa; se encuentra en medio de un espectáculo donde él es la estrella. Cualquier diálogo en este momento sólo alienta la rabieta porque el niño obtiene la audiencia que desea. Manténgase callado y tranquilo, luego hace los señalamientos que necesite.

Armar usted una rabieta

Dígase:”¿Porqué debo salirme de casillas? Sé que cuando digo no, lo digo por una razón”. Perder la calma sólo alienta a su hijo a mantener activo el fuego, y le muestra que no necesita aprender a controlarse.

Restarle importancia a su hijo

El hecho de que su hijo posea un humor propenso a las rabietas no significa que es una mala persona. No le diga: “¡Niño malo! ¿No estás avergonzado de ti mismo?” Su niño puede perder el respeto por sí mismo y sentir que no merece lo que quiere.

Evite ser un historiador

No le recuerde a su hijo la rabieta más tarde. Eso sólo le concede más atención a esa conducta e incrementa las oportunidades para armar otra rabieta, sólo para volver a ser el centro de su conversación.

Cobrarle a su hijo las rabietas

No tener nada que hacer con él después de la rabieta, solo incita al niño a armar más rabietas para ganar su atención. No le envíe mensajes que lo lleven a pensar que no es amado o que es indeseado por el comportamiento que tuvo.


La hora de la Rabieta


Daniel y Luisa Delgado estaban preocupados por su hija de dos años, Daniela, quien sufría un ataque de “rabietitis” cada vez que le negaban una galleta cuando la pedía antes de la cena. Cuando los padres decían “No”, ella decía “¡Sí!” y halaba la manga del pantalón de su padre, antes de saltar en el piso de la cocina hasta que los consternados padres quedaban tan exhaustos que se rendían.

En medio de su frustración, los Delgado pensaron que tal vez estaban actuando mal. ¿Era tan terriblemente malo decir no a las peticiones de Daniela? Finalmente, sucedió que las rabietas de Daniela se volvieron más frecuentes cada vez que le decían que no. También notaron que rendirse ante el incontrolable deseo de la niña por la galleta antes de la cena sólo alentaba su mal comportamiento.

La siguiente ocasión en que Daniela armó una rabieta, ellos estaban listo con otra estrategia. En vez de decir “No”, Luisa dijo fríamente: “Daniela, sé que quieres una galleta, pero no la tendrás hasta que te portes bien y termines la cena”.

La niña no detuvo su rabieta, pero sus padres simplemente se alejaron, dejándola sin espectadores para su gran actuación. Aunque resultaba duro permanecer lejos de los berridos de su niña, los Delgado esperaron hasta que su hija se calmara antes de volver a la cocina. Sin recibir atención física o verbal alguna, Daniela finalmente dejó de dar aullidos y esperó para ver sis sus adres CUMPLÍAN LO QUE PROMETIERON.

Su padre volvió, luciendo una sonrisa, y dijo: ”Daniela, sé que quieres esa galleta ya mismo, pero cuando hayas cenado y estemos listo para el postre, entonces podrás tener tu galleta. Me alegra que no grites ni llores ahora. Es muy bueno ver cómo te controlas a ti misma”. Daniela cenó con calma y, como le fue PROMETIDO, recibió una galleta.

Los Delgado se felicitaron a sí mismos más tarde por el autocontrol que mostraron al no rendirse ante la rabieta de su hija. Aunque después se vieron tentados a rendirse, siguieron alejándose de la niña cuando armaba sus rabietas, y la elogiaban cada vez que reaccionaba con calma cuando se le negaba algo. La frecuencia de las rabietas disminuyó hasta el punto en que Daniela sólo gritaba de vez en cuando si se veía frustrada, pero dejó de armar las explosivas escenas a las que estaba acostumbrada.



“NIÑOS FELICES PADRES MODELOS
Con Cariño.



TERAPEUTAS
Ce-Genio S.A.S

domingo, 3 de noviembre de 2013

ARTICULO 5. LA HORA DE ACOSTARSE Y DORMIR


La Hora de Acostarse y Dormir





El niño es el principal protagonista a la hora de acostarse, a medida que el alcanza más edad son más independiente y capaz de tomar decisiones. Tiene sus juguetes favoritos que le hacen compañía y su manera establecida de prepararse para dormir. Disfruta escogiendo su pijama y quizá incluso las cobijas. Necesita un patrón de sueño estable en esa etapa de su vida: si no descansa con regularidad por las noches, estará cansado y se mostrará rebelde, exigente y malhumorado al día siguiente. Quizá necesite ayuda para desarrollar buenos hábitos a la hora de acostarse porque prefiere seguir en compañía de los adultos.

A dormir se ha dicho


Los niños necesitan una media de 10 horas de sueño por la noche, pero existe una considerable variabilidad entre ellos. Usted puede ayudar a su hijo a prepararse para acostarse haciéndole participar específicamente en actividades tranquilas, de quietud al menos 20 minutos antes de que empiece su rutina habitual de irse a dormir. Se aconseja seguir un ritual predecible antes de dormir; pude consistir en bañarse, ponerse el pijama, cepillarse los dientes y acostarse mientras usted le lee un cuento. En cuanto este patrón esté firmemente impreso en su mente, al primer paso sabrá que la hora de acostarse se acerca.

Si es posible, procure que su hijo se acueste cada noche a la misma hora. Así se acostumbrará a un patrón de sueño fijo, física y psicológicamente. Por supuesto, algunas noches esta hora cambiará, pero no pasa nada.

En cuanto le haya arropado, léale un cuento corto en voz baja para que se relaje. Después, dele un abrazo y un beso y salga de la habitación.


Despertarse por la noche


Los estudios confirman que al menos el 15 por ciento de los niños de alrededor de 18 meses siguen despertándose con frecuencia por la noche.

Su hijo tiene buenas razones para desertarse y exigir compañía por las noches, quizá porque ha tenido una pesadilla, que podía deberse a un alimento concreto o a un cuento o video angustioso. Cuando se despierte llorando, consuélele y tranquilícele hasta que se relaje. Descubrirá que la presencia de un adulto le ayuda a volverse a dormir antes. No hay que confundir los terrores nocturnos con las pesadillas.

Un niño que experimenta terrores nocturnos puede tener los ojos abiertos de par en par mientras se sienta en la cama gritando, totalmente convencido de que el origen de sus miedos está justo delante de él. Calme a su hijo como lo haría si tuviera una pesadilla. Por fortuna, los terrores nocturnos son raros en los niños de estas edades.

Aún así, es posible que su hijo adquiera progresivamente el hábito de despertarse a media noche… y antes de que usted lo advierta, se despertará dos o tres veces cada noche sin falta. Para desalentar este hábito, mantenga a suhijo en su cama cuando se despierte por la noche. Naturalmente, usted debe acudir cuando grite o le llame, pero intente evitar que el niño salga de la habitación. Si insiste en levantarse, por ejemplo para ir al baño, vuélvale a acostar lo antes posible. Dígale que pronto se dormirá y luego salga de la habitación. No regrese de una manera inmediata si él vuelve a llamar, espere unos minutos antes de responder.

No cabe duda de que si su hijo sigue despertándose de noche y usted toma la decisión de sacarle del dormitorio para que beba o coma algo o quizá para jugar con él, probablemente se despertará a la misma hora a la noche siguiente. Después de todo, desde su punto de vista, despertarse de noche es muy divertido: hay comida, juegos y mucha atención por parte de sus padres. Pero usted debe atenderse a su plan de acción original. Si lo hace, descubrirá que lo de despertarse por las noches queda relegado al pasado.

Si su hijo se despierta temprano por la mañana, anímele a jugar solo, en lugar de reclamar su atención. Deje un montón de juguetes y libros en la cuna o al lado de la cama, para que se distraiga hasta que usted se levante.




Consejos:


· Manténgalo activo durante el día: Es razonable pensar que un niño que duerme de día no tendrá mucho sueño por la noche. Haga lo que pueda para mantener a su hijo activo durante el día, aunque duerma la siesta.

· Llévele siempre a su habitación: Muestre comprensión si se presenta en su habitación a media noche. Pero cuando se haya calmado, llévele a su propia cama con delicadeza pero con firmeza.

No se enfade: El agotamiento le reclamará descanso cuando su hijo se despierte con regularidad de noche, porque usted necesita dormir tanto como él, pero no pierda la calma. Cuanto más se irrite, más esquivo se hará el sueño.

· Procure que la habitación infantil sea agradable: Su hijo querrá pasar más tiempo en su dormitorio por las noches si le gusta lo que ve. Invítele a participar en la elección de la decoración y deje que escoja los juguetes que quiere tener cerca. Algunos niños se van a dormir más fácilmente cuando hay una lamparita de noche encendida en su habitación.

· Neutralice las perturbaciones potenciales: La música alta o el sonido del televisor, por ejemplo, quizá impidan dormir a su hijo, al igual que el ruido del tráfico de la calle. Haga cuanto pueda por reducir los ruidos que podrían despertarle por la noche.